viernes, 28 de agosto de 2015

Mi amigo Luis







Nos ha dejado un hombre sensato, de palabra, y un buen amigo...













...descanse en paz junto a  la Virgen de Las Cruces que tanto quería.


viernes, 7 de agosto de 2015

Verano Cultural en Los Pedroches. RECONSTRUCCIÓN DE LA ERMITA DE SANTA ANA (NUESTRA SEÑORA DE LORETO) EN EL SIGLO XVIII


Muy buena la intervención de D. José Luis González en las XIV Jornadas de Historia y Desarrollo Local en Dos Torres.

La conferencia tuvo como hilo conductor el episodio del robo de las alhajas de Nuestra Señora de Loreto durante la guerra carlista y el consiguiente pleito que, cronológicamente, se desarrolló de modo paralelo al proceso de unificación política de Torrefranca y Torremilano e influyó de modo decisivo en la citada unión.

 El asunto originó enormes tensiones a nivel personal, político, religioso y social y afectó a las relaciones entre instituciones políticas y eclesiásticas, obligadas a posicionarse en la polémica sobrevenida.

A partir de esta base argumental, el ponente aprovechó para desvelar al numeroso público congregado tres informaciones de gran importancia para la historia de Dos Torres hasta ahora inéditas o prácticamente desconocidas:

La primera consistió en detallar en qué consistían las preciadas y antiquísimas joyas del ajuar de Nuestra Señora de Loreto, robadas por los carlistas y no recuperadas jamás.

En segundo lugar, el profesor aportó documentos e informaciones sobre la reconstrucción casi total de la ermita de Santa Ana – Loreto y su entorno realizada a mediados del siglo XVIII, obra de maestros alarifes pozoalbenses de la familia Cabrera, incluido el contrato detallado para llevar a cabo la obra, documento que fue entregado al público en forma de díptico.

 Por último, José Luis González Peralbo abordó una cuestión histórica e historiográfica fundamental que ya quedó perfilada en la conferencia del año pasado y ahora el ponente podía presentar como definitivamente resuelta: la fecha exacta y el documento original consiguiente que dilucida el momento y los autores responsables de la unión de ambas villas para crear la nueva población de Dos Torres, que tuvo lugar realmente el 11 de diciembre de 1841, aunque aclaró que la fusión fue producto de un largo proceso y que todas las informaciones manejadas hasta ahora señalaban igual día pero de 1839 por un error de interpretación derivado de la publicación de la Corografía de Casas Deza. Incluso demostró que esa fecha y unión no serían definitivas pues en el verano de 1843, tras la caída de Espartero, las dos villas volvieron a separarse de manera temporal.

Para finalizar la conferencia el ponente relató, como hecho curioso, las similitudes existentes en hechos y fechas entre el origen y evolución de la devoción a Nuestra Señora de Loreto en Dos Torres y la que prodigan a la misma advocación en la lejana localidad argentina de Loreto en Santiago del Estero, referencia que sorprendió a los asistentes.


La invitación a participar en las jornadas de este año ha estado motivada por el interés que suscitó la conferencia del profesor González Peralbo  pronunciada el pasado año y porque deseaban profundizar en algunos de los aspectos abarcados entonces sobre la unificación.






PUBLICAMOS ALGUNOS DATOS DE INTERÉS RECOPILADOS POR EL PROFESOR.

"La construcción de la antigua ermita levantada en honor a Santa Ana comenzó en la penúltima década del siglo XVI y para 1599 estaba prácticamente finalizada, incluido el retablo, obra del entallador Pedro Martín y del pintor-dorador Juan de Molina. Era entonces mayordomo-administrador de la misma Hernán Sánchez Alcalde.
A comienzos del siglo XVIII la estructura del templo sufrió una considerable transformación en la zona correspondiente a su cabecera o ábside, obra que concluyó en 1714. En cambio el cuerpo de la ermita mantuvo el primitivo aspecto pero la decadencia del edificio, las secuelas producidas en la parte vieja por la obra nueva y, sobretodo, los efectos del gran terremoto de Lisboa de 1755 que causó estragos en gran número de edificios monumentales de la comarca forzaron a la reconstrucción del santuario, empresa que movilizó a todas las fuerzas vivas de la villa.
En 1763, tras haber solicitado permiso al obispado y obtener la autorización para afianzar y reconstruir el cuerpo principal del edificio, comenzaron las obras según el proyecto presentado que ascendía a la cantidad de 25.844 reales, reducidos a 23.000 gracias al aprovechamiento de algunos restos arruinados de la misma.
La obra corrió a cargo de los maestros alarifes pozoalbenses Bartolomé y Francisco de Cabrera que firmaron el correspondiente contrato en abril de 1763. Aunque estaba previsto concluirla en dos años la obra se prolongó hasta 1767. El paseo que rodeaba al santuario fue añadido en 1868.
En 1855 don Trinidad Porcel y Bernuy, conde de las Lomas, vecino de Sevilla y residente un tiempo en Dos Torres, movido por la devoción a Ntra. Sra. de Loreto y para conseguir mayor solemnidad en su culto, decide construir a sus expensas y ceder a la ermita un órgano y un púlpito.
Con anterioridad a la unión de las dos villas para formar la nueva población de Dos Torres se celebraban en la ermita dos funciones solemnes, una en la festividad de Santa Ana y la otra en honor de la casa de Loreto en diciembre.


“Escritura de obligación de la obra de la Ermita de la Señora Santa Ana”

…Es así que la pía devoción que los vecinos de esta villa tienen a María Santísima Nuestra Señora con el admirable título de Loreto y a Señora Santa Ana, que una y otra imagen le veneran en su iglesia o ermita que está inmediata del arroyo que llaman Milano, extramuros de esta dicha villa, cuya capilla mayor está nueva y de suntuoso edificio, y al contrario el cuerpo de la dicha iglesia, por su antigüedad y basta fábrica se halla amenazando ruina, especialmente la pared que mira a la parte del Sur, sin embargo de que con nuevos entibos se procuró detener, lo que no surtió el efecto que se deseaba, y a esta causa los citados vecinos movidos de su acostumbrada devoción han determinado hacer de nuevo el cuerpo de dicha iglesia de bóveda de roscas para lo que se formó planta que firmada de los señores Don Pedro Medina Jurado, presbítero, rector y cura de la iglesia parroquial de esta villa, Don Miguel de Perea, también presbítero, cura de dicha iglesia, y de nos los dichos Bartolomé de Cabrera y Francisco Cabrera, se halla en poder de dichos señores quienes solicitaron licencia para ello del Ilustrísimo Sr. Obispo de la ciudad de Córdoba, en representación hecha por el dicho Sr. D. Pedro Medina Jurado.


Y por los susodichos se ha tratado con nos, los dichos maestros, hacer el cuerpo de la dicha Iglesia conforme del dicho diseño y con la portada que manifiesta, y a este efecto se tasó por mayor la manufactura y materiales, sirviendo los que produjesen las dichas ruinas en la forma que se expresará, en la cantidad de veinte y cinco mil ochocientos cuarenta y cuatro reales de vellón. Y habiendo conferido largamente sobre ello, nos hemos convenido con los citados señores hacer la dicha obra, acabarla y perfeccionarla, puesta llave en mano con las condiciones que se referirán en esta escritura, en la cantidad fija y cierta de veinte y tres mil reales, aprovechando para la nueva fábrica todos los materiales que produjese la antigua a excepción de la madera que componía el techo, que de ésta sólo ha de servir la que se necesite para andamios y cimbras. Y después lo que sobrase y quedare existente se ha de aplicar su valor a beneficio de la nueva obra para que sus diputados la vendan y conviertan su importe en el pago de ella, y más todo el hierro de la clavazón y enmaderado y una cadena de hierro que tenía dicha obra, que regulados los materiales que faltan, aplicados los de las ruinas con los costos de manufactura, compone todo los expresados veinte y tres mil reales en esta manera: 


Ø     una, tres Mil doscientas y doce carretadas de piedras a tres reales cada mil seiscientos treinta y seis reales.
Ø     Cuarenta y ocho mil quinientos y setenta ladrillos a cinco reales el ciento, dos mil cuatrocientos veinte y cinco reales.
Ø     Mil y quinientas tejas a cinco reales el ciento, setenta y cinco reales.
Ø     Mil y setecientas fanegas de cal a tres reales cada una, cinco mil y cien reales.
Ø     Dos ventanas, además de la que tiene la dicha ermita, que ésta su composición ha de quedar por cuenta de la obra, doscientos reales.
Ø     Del costo de estribo y medio de piedra labrada, sesenta y cinco reales.

Ø     De espuertas, sogas, tencas, azadas y calderos, trescientos reales.
Ø     De la manufactura de toda la obra, columnas de la portada y fábrica de ésta que ha de ser de piedra de sillería bien labrada y fileteada según está en el expresado diseño, cuyas columnas y piedras han de ser de cuenta de la obra el traerlas al llano de la ermita sin otra cosa alguna en once mil ciento y noventa y nueve reales de vellón.

Que todas las dichas partidas componen los expresados veinte y tres mil reales que se han de pagar en el tiempo de dos años que es el asignado para concluir la dicha ermita y darla perfectamente acabada a satisfacción, bajo las condiciones siguientes:
1ª. Con condición que si por parte de la obra se suministrase el todo o parte de los materiales aquí expresados se ha de rebajar su importo de los que se diesen, al precio tasado de todo, de los veinte y tres mil reales, cuyos materiales han de ser útiles y de la satisfacción de dichos maestros; de manera que si se diesen todos y sobrasen algunos, quedan a beneficio de la ermita. Como también si faltasen, el suplirlos o pagarlos al precio tasado, y dándolos todos sólo han de percibir los dichos maestros los once mil ciento noventa  y nueve reales con más los trescientos de las espuertas, sogas, tencas, azadas y calderos y los sesenta y cinco de hacer y labrar el estribo y medio de piedras, que todo hace once mil quinientos y sesenta y cuatro reales de vellón.
2ª. Que las zanjas se han de ahondar  hasta encontrar tosca bien firme, no fiándose de la primera por su blandura.
3ª. Que las paredes han de llevar de grueso la séptima parte del hueco de la ermita lo menos, y los estribos han de completar hasta la tercera parte de él, de manera que estribo y pared tengan la dicha tercera parte del hueco de dicha Iglesia.

4ª. Que las expresadas paredes han de llevar un poco de rodapié a la parte de afuera, como se muestra en la planta, que levante algo más de tercia, y dichas paredes han de ir bien atizonadas a trechos y macizadas para que en ningún tiempo se abran.


5ª. Que los estribos de la parte del norte han de servir en su pared en la parte que les toque con su misma piedra labrada, y la que falte para el de la junta del arco toral con el cuerpo de la Iglesia, y el que lleva más, se ha de labrar como los otros de la misma pared.
6ª. Que los estribos de la pared de la parte del mediodía, sus piedras sólo han de ir desbastadas, sin pulirlas, pero bien sentadas.
7ª. Que las dichas paredes han de venir iguales a la parte de afuera con las de la capilla, y en la junta se picarán algunas piedras a trechos para que entren las puntas, de las de la obra nueva, haciendo trabazón.
8ª. Que el cuerpo de la dicha Iglesia ha de tener de largo veinte y una varas y media sin el grueso de las paredes, y nueve varas y tercia de ancho escasas.
9ª. Que el alzado de la pared de la parte de Poniente, con la portada que tiene, se ha de echar a tierra y se ha de volver a sentar y hacer en el sitio donde le corresponda por acortarse la ermita.

10ª. Que la corriente del tejado ha de ser de cartabón de a seis, y la bóveda como lo muestra la planta y de once varas y media de alto.


11ª. Que el cuerpo de dicha Iglesia ha de quedar por de dentro bien lucido de cal y arena, y bien sacados los resaltos de pilastras, lunetas y molduras, según se manifiesta en el diseño, y enladrillada y blanqueada; y por la parte de afuera lucidas y cogidas las juntas de las piedras con cal y arena, y si pareciese o se quisiese que todas las dichas paredes queden lucidas con dicha cal y arena, se ha de ejecutar.
12ª. Que la cornisa que recibe el ala del tejado ha de quedar lucida encima de los ladrillos de que se forme, quedando las molduras bien corridas, y lo mismo las de la torrecilla, llevando por todos lados los perfiles que manifiesta la planta.
13ª. Que dicha Iglesia ha de llevar tres ventanas con sus rejas de hierro, como la que está demostrada en el diseño, que ha de costear de hierro y madera la dicha obra.
14ª. Que los señores diputados que corriesen con dicha obra han de tener la libertad, cuando les pareciese, de enviar maestro o maestros que la vean y registren y si se hace según arte, con buenas mezclas y bien macizada.

15ª. Que concluida la dicha obra se han de nombrar dos maestros, uno por cada parte, para que la vean y reconozcan si está hecha con arreglo al diseño y según arte. Y si la diesen por bien ejecutada, inmediatamente se dará satisfacción a dichos maestros del resto que se deba, y si no lo ejecutasen y algunos reparos se ofreciesen, nos, los dichos obligados y nuestros fiadores de mancomún hemos de ser precisados al reparo de todo lo que dichos maestros dispongan a nuestra costa y de nuestros bienes.


16ª. Que aunque dicha obra por los expresados maestros se declare por buena y fija, se ha de volver a reconocer a los seis años de su conclusión, y hasta tanto queda existente esta escritura y sus fianzas. Y si pasados se mantuviese segura, no habiendo acaecido algún terremoto grande que digan los maestros ser causa de la ruina, nos, los otorgantes y nuestros fiadores, quedamos libres de esta obligación.
17ª. Que las bóvedas, pilastras y contrapilastras, su mezcla ha de ser de cal y arena.
Con cuyas condiciones, y con arreglo al expresado diseño, nos los dichos Bartolomé y Francisco Cabrera, nos obligamos y nuestros fiadores de mancomún a ejecutar la dicha obra por nuestra mano y de oficiales de nuestra satisfacción en la forma y manera que va expresada. Y su importo se nos ha de satisfacer en el tiempo de los dichos dos años, y lo que restase en el día en que se finalice su reconocimiento en la forma contenida en las insertas condiciones…
En la villa de Torremilano a doce días del mes de Abril de mil setecientos sesenta y tres…


jlgonzalezperalbo@hotmail.com

sábado, 1 de agosto de 2015

Catedral de Córdoba




El obispo nos presenta en este vídeo la historia de esta joya conservada en el tiempo por a iglesia.