sábado, 15 de octubre de 2011

CARPE DIEM

VIVIR EL PRESENTE
por Francisco Baena Calvo




El cristiano acepta las situaciones negativas como un medio para realizarse como persona y agota las posibilidades para cambiarlas y solucionarlas.

El cristiano no pide que desaparezcan los problemas y las cruces de cada día sino que los pueda sobrellevar y no perder la esperanza.
Jesús de Nazaret nos invita a vivir el presente como manifestación y presencia de Dios en la vida de cada uno de nosotros.

Él decía con insistencia: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo se os dará por añadidura. No os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos” (Mt 6,33-34).

La mayoría de las veces no vivimos el presente como una oportunidad para hacer el bien y para conseguir nuestra propia realización personal.

La mayor parte de las veces suspiramos por un futuro incierto y proyectamos todos nuestros deseos hacia ese mañana, que se nos manifiesta nublado, dejando que el presente pierda su resplandor.

¡Cuántas oportunidades perdemos por nuestra pasividad y hacemos un flaco servicio a nuestro crecimiento personal y a los que tenemos a nuestro lado!

¡Cuántas situaciones quedan sin resolver porque nuestras omisiones anclan nuestra existencia en la comodidad y en la evasión, en el olvido y la ceguera!

No seas un evasivo ni huyas de tus problemas. No seas como el avestruz que esconde la cabeza.

No mires para otro lado de los problemas y de aquello que te inquieta y te preocupa, sino afróntalo con gallardía y con valentía. No busques otras alternativas tan evasivas como el olvido de tu problema, que a la larga te traerán más problemas.

Si tienes un problema, afróntalo y busca soluciones comprometedoras, sanadoras y liberadoras.

Sólo el que vive el momento presente sin olvidarse del pasado no caerá en la nostalgia “inerte y sentimental”.

Sólo el que vive el momento presente sin olvidarse del futuro no será un “iluso y evasivo”.


Te pido en este día, sin mucho preámbulo pero con el corazón en la mano, que aceptes tu realidad y tus circunstancias como un medio para unirte al Dios de la vida y un reclamo para realizarte como persona, porque no hay otro medio de ser persona que asumir nuestros sufrimientos e hilvanar nuestras fatigas.


Y recuerda que “cuando en tu vida se cierra una puerta, otra nueva se abre ante ti. Detente brevemente en el umbral y sé consciente de que lo que dejas atrás es para bien…” (M. E. Miro)

TEXTO de Francisco Baena Calvo, sacerdote, compañero y amigo.

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