domingo, 18 de septiembre de 2011

Luis Lepe Crespo pregona la feria de Pozoblanco

Ayer sábado 17 de septiembre, con el teatro el silo a rebosar, Luis Lepe Crespo pronunció el pregón de la feria de Pozoblanco 2011 con el que llegó a emocionar a muchos de los asistentes que le aplaudimos como reconocimiento al bello y variado discurso con el que nos obsequió.



El alcalde de Pozoblanco, Pablo Carrillo, le hizo entrega de la encina y el pozo de plata, la banda de música y muchos de sus amigos participaron en el acto y entre ellos Juan Bosco Castilla presentó al pregonero con estas palabras:


"Señoras y señores, buenas noches.


Cuando nuestro pregonero de hoy me pidió que fuera su presentador, yo le dije que me mandara su currículo personal y algunos datos de su propia vida, a fin de extraer de ellos los pormenores que me sirvieran para poder realizar la labor que él mismo me había encomendando. Al cabo de muy poco tiempo, Luis Lepe Crespo, la persona a la que me refiero, me envió por correo electrónico un escrito en el que, aparte de rogarme que no lo avergonzara con muchos elogios, terminaba diciendo: “A los 20 años mi meta era tener una tienda de música y trabajar en el Conservatorio de Pozoblanco. Hoy soy una persona feliz, pues he cumplido mi mayor fantasía”.

Con ese escrito y lo que personalmente conocía de él, me senté a escribir esta presentación, pero las ideas que me venían a la cabeza no fraguaban en algo digno de ustedes y se iban directamente a ese final que les he leído. ¿Habrá mayor satisfacción que la de ver cumplidos los sueños de juventud?, pensé entonces. ¡Qué pocos afortunados pueden decir que sus sueños se han cumplido!

Como creo que en todo pregonero debe haber un ejemplo para sus convecinos, deseché la pretensión de exponer más o menos originalmente la relación de sus méritos y me apliqué enseguida a trabajar sobre esta idea.



Antes de nada, pensé que la de Luis Lepe no era una pretensión común. No era como la del estudiante que quiere ser médico o la del trabajador que desea acabar teniendo su propia empresa. Era, más bien, la pretensión de un romántico. No en vano, Luis Lepe había dejado de estudiar a los 18 años para ponerse a trabajar en las oficinas que la RENFE tenía por aquellos entonces en Pozoblanco. Le gustaba mucho la música, había aprendido en los Salesianos a tocar los diversos instrumentos de la rondalla, había dirigido algunos grupos de adolescentes y, más tarde, formado parte de otros que ya son historia de la música pop de Pozoblanco, como Sucesión o Sentidos, pero sus inquietudes lo llevaban más allá de lo que oíamos o incluso sentíamos los demás jóvenes de esa época, lo llevaban a preguntarse cómos y porqués, a querer no sólo oír, sino leer e incluso escribir música, lo llevaban, en fin, a querer saber a fondo sobre esa ciencia y ese arte que es la música. El problema es que vivía en Pozoblanco, que estaba trabajando, que era mayor y que casi debía partir de cero.


No obstante, atención, ilusionarse con un sueño no es pretender un imposible si para conseguir el sueño sólo necesitamos de nuestra voluntad. Luis es el claro ejemplo de ello.

De hecho, a los 23 años empezó a estudiar en el Conservatorio de Córdoba, a pesar de que por aquel entonces trabajaba en la fábrica de gaseosas de La Revoltosa, a cuyos dueños, por cierto, guarda un cariño especial, pues le permitían faltar los días que debía asistir a clase y recuperarlos trabajando los sábados.



Poco más tarde, a los 25 años, se casó con Amadori, quien lo anima y lo apoya para que pueda seguir estudiando, lo mismo al principio del matrimonio que cuando vinieron los hijos, que llegaron en número de tres.


Luis tenía un objetivo y seguía estudiando a pesar de todo, incluso a pesar de que en 1987 se cumpliera la primera parte de su sueño y abriera una tienda de música.


La segunda parte empezó a cumplirse en 1989, año en que se abrió el Conservatorio de Pozoblanco, y casi termina en 1994, año en que empieza a impartir clases de Armonía en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, a los que después se unieron los conservatorios de Guadix, Jaén, Córdoba, Úbeda y Pozoblanco. A partir de entonces, 1994, vive exclusivamente de la música, pero sigue estudiando, de manera que en 1998 termina Musicologia, Etnomusicologia, Paleografía y Gregoriano.



Con los sueños cumplidos, permítanme el juego de palabras, Luis se podía haber echado a dormir. Pero no. Luis, además de a la música, ama a su tierra, Pozoblanco y Los Pedroches, y dedica a ella el tiempo que antes dedicaba a estudiar, que es mucho. La música de Los Pedroches, especialmente la música de tradición oral y la música antigua, pasan a ser el objeto de sus investigaciones. Recorre Los Pedroches en busca de informantes que le canten, revisa los archivos comarcales tras la pista de documentos inéditos y busca en los libros editados cuanto se ha dicho sobre música para analizarlo, sistematizarlo y hacerlo público. Da charlas, imparte conferencias, colabora con distintos grupos de la comarca, especialmente con el grupo de jotas La Faneguería, y publica en 2008 la primera parte de La Música de los Pedroches, una “obra monumental”, según escribió en la revista Demófilo el prestigioso Antonio Rodríguez Almodóvar, quien añadía que sus 1.252 páginas eran “un verdadero gozo y un auténtico tesoro”, y que en mi opinión, hubiera justificado por sí sola la designación de Luis Lepe Crespo como pregonero de estas fiestas.



La música, la familia y Los Pedroches, tres amores que por una vez son perfectamente compatibles, como nos ha demostrado y nos demuestra nuestro pregonero de este año, Luis Lepe Crespo, a quien cedo encantado este atril y este escenario.

Muchas gracias"



Al final, Luis también se emocionó ante el reconocimiento general del público. Enhorabuena.



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